Francisco de Quevedo - La vida de Marco Bruto

FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS (1580-1645), naci en Madrid, de una familia perteneciente a una baja nobleza burocr tica que perd a terreno a ojos vista ante el ascenso de la alta aristocracia, la cual copaba todos los puestos de mayor responsabilidad. Ello contribuy a definir el ngulo de visi n pol tica del escritor, aplicado sat ricamente, por una parte hacia la naciente burgues a, de la que se sent a completamente ajeno por una cuesti n de principios, decididamente hostiles a los mecanismos de creaci n del capital y a las consecuencias de su acumulaci n, y por otra parte hacia la alta nobleza cuya ineptitud lo exasperaba hasta el tu tano. He aqu el principio y la aptitud germinativa de su desgarrado conservadurismo a ultranza y de la especie de huida hacia dentro que practic durante toda su vida. Su existencia en la corte estuvo liada a la variable fortuna de los pol ticos de alto vuelo a los que sirvi . Los buenos oficios de los que pod a hacer gala y su extraordinaria capacidad para la propaganda lo llevaron a ser admitido en los c rculos superiores de la sociedad y a implicarlo en asuntos de Estado, envuelto en el brumoso "modus operandi" de la alta diplomacia, lo que le vali ser acusado por el Duque del Infantado, entre otras cosas, de confidente de los franceses, y como consecuencia de ello, el 7 de diciembre de 1639, se le detiene en Madrid, para ser trasladado de inmediato, con gran sigilo y despliegue policial, al Convento de San Marcos, en Le n. Poca mecha de vida le quedar cuando, en 1643, cansado y enfermo, se le restituya a la corte y "aprenda a andar de nuevo". En noviembre de 1644 se retira definitivamente a la Torre de Juan Abad, la posesi n de sus mayores, donde muere en 1645. VIDA DE MARCO BRUTO (1644). Se trata de uno de sus tratados pol ticos fundamentales. Quevedo recoge la biograf a de Marco Bruto incluida en "Vidas paralelas", de Plutarco, la traduce y la glosa, lo que le da pie a forjar deducciones pol ticas de alcance universal, cierto, aunque con lazos que les permiten agarrarse a la particular situaci n de la Espa a de su tiempo. En cuanto al estilo, realiza aqu Quevedo un trabajo refinado en el que se perciben todos los recursos de la oratoria m s alquitarada.Incluye una biograf a del autor.