¡El cerebro NO va en el bolsillo!

Hace poco m嫳 de doce a隳s un aparato aparentemente inofensivo irrumpi?en nuestras vidas y lo cambi?.. todo.

Cambi?la forma en la que interactuamos unos con otros, cambi?la forma en la que hacemos las compras, y transform?tambi幯 la forma en la que trabajamos. Borr?la l璯ea divisoria entre nuestras vidas privadas y profesionales. Transform?incluso algo tan fundamental como nuestro concepto de 'los hechos', y en muchos casos lo hizo sin que nos di廨amos siquiera cuenta de ello.

De repente estaba simplemente ah? y mientras m嫳 hac燰 por nosotros, m嫳 depend燰mos de 幨.

Ese aparato lleg?para quedarse, ese es un hecho ineludible. Su lugar en nuestras vidas es incuestionable, como lo son algunas de sus ventajas, pero el hecho de que su lugar sea incuestionable no significa que no deba ser cuestionado. No significa que debamos aceptar su presencia sin pensar siquiera en lo que implican esos cambios, y en cu嫮 es el precio que vamos a tener que pagar por los beneficios que ha tra獮o consigo, porque a fin de cuentas hay un precio, precio que es en buena medida ineludible, pero uno que se incrementa mientras m嫳 ciega sea nuestra aceptaci鏮.

Velo de esta forma: es m嫳 f塶il gastar de m嫳 cuando est嫳 usando una tarjeta de cr嶮ito que cuando est嫳 pagando en efectivo... y es todav燰 m嫳 f塶il gastar de m嫳 cuando la divisa con la que est嫳 pagando es una que es totalmente intangible, cuando el precio no puede ser expresado en pesos y centavos.

宄te es mi intento de definir ese precio, de poner el cambio en su contexto hist鏎ico. De definir qu?hemos ganado y qu?hemos perdido desde la perspectiva de algo que describo como 'la generaci鏮 biling, t廨mino con el cual me refiero a aquellos entre nosotros que nos topamos con las computadoras hacia el final de nuestra adolescencia; los que fuimos a la escuela antes de que 廥tas irrumpieran en nuestras vidas, pero para quienes han sido una parte fundamental de nuestras vidas profesionales desde sus primeros d燰s...t廨mino con el que me refiero a aquellos de nosotros que estamos varados entre nuestros padres, que simplemente no entienden la tecnolog燰, y nuestros hijos, los llamados 'nativos digitales', que son incapaces de vivir sin ella.

En ese sentido nuestra posici鏮 es ica. Somos la ica generaci鏮 biling que ha habido, y que va a haber, por qu?no sacar provecho de ese hecho?