El Capitán Veneno

En el piso bajo de la izquierda de una humilde pero graciosa y limpia casa de la calle de Preciados, calle muy estrecha y retorcida en aquel entonces y teatro de la refriega en tal momento, viv燰n solas, esto es, sin la compa劖a de hombre alguno, tres buenas y piadosas mujeres, que mucho se diferenciaban entre s?en cuanto al ser f疄ico y estado social, puesto que 廨anse que se eran una se隳ra mayor, viuda, guipuzcoana, de aspecto grave y distinguido; una hija suya, joven soltera, natural de Madrid y bastante guapa, aunque de tipo diferente al de la madre (lo cual daba a entender que hab燰 salido en todo a su padre), y una dom廥tica, imposible de filiar o describir, sin edad, figura ni casi sexo determinables, bautizada hasta cierto punto en Mondo鎑do, y a la cual ya hemos hecho demasiado favor (como tambi幯 se lo hizo aquel se隳r Cura) con reconocer que pertenec燰 a la especie humana...