Caer Para Levantar

Prendas del alma, en quien veo dos flores que ha producido desta blanca escarcha el cielo, de mi vejez el alivio aseguro en las dos siendo puntales deste edificio, a quien desmorona el tiempo. Mucho deb嶯s a mi amor, que alegre a traeros vengo nuevas de un gusto, a que entrambas deb嶯s agradecimientos, t? Leonor, que has elegido para vivir un convento, inclinaci鏮 que heredaste de los favores del cielo; t? que de aquesta ciudad de Coimbra eres ejemplo de virtud y de hermosura ( lo que en decirlo me alegro!), muy presto ver嫳 logrado ese gusto a tu deseo, pues dentro de pocos d燰s desde Coimbra saldremos a meterte religiosa a Valdefuentes, un pueblo seis leguas de aqu?distante abundante, rico, ameno, cabeza del mayorazgo que hered?de mis abuelos. All?estar嫳 asistida de cuanto puede el deseo proponerte a la memoria; pues mis vasallos, sabiendo que eres t?la que gustosa vas a ilustrar su convento no habr?fineza ninguna que deje de obrar su celo con tu hermosura, y m嫳 yo, que all?retirado espero pagar de mi edad cansada el com tributo al tiempo. Deja, Se隳r, que a tus plantas agradezca en rendimientos la fortuna de que gozo, pues se cumple mi deseo. Hija, a mis brazos levanta, que me enterneces el pecho; el mejor estado eliges. Dilate tu vida el cielo. Y t? Violante querida, c鏔o no me hablas? Qu?es esto? Albricias quiero pedirte de que ya tu casamiento tratado est?con don Sancho de Portugal, cuyo esfuerzo y sangre no desmerece tu mano que, en fin, es deudo del Rey, aunque su nobleza no exceda la que yo tengo. Don Vasco soy de Noro鎙, y en la sangre decir puedo que igual?siempre la m燰 con las mejores del reino.